“El hecho de que, al experimentar, en un texto, tanto la propia verdad íntima como la humanidad compartida con los demás, cambia la relación con el prójimo. Leer no aísla del mundo, leer introduce en el mundo de forma diferente”
Michèle Petit
Incluir significa involucrarse, combinarse, es decir que todas y todos gocen de los mismos derechos, obligaciones y oportunidades, independiente del lugar que habiten; del género con el que se reconozcan; del nivel educacional alcanzado; o de su discapacidad física, sensorial, auditiva o mental.
Muchas instituciones públicas y privadas, alineadas con garantizar la inclusión, han promovido diversas propuestas y lineamientos, para aportar en la construcción de una sociedad más justa y participativa, convocando además a las y los ciudadanos a fortalecer una cultura inclusiva. En el año 2017 el Ministerio de Educación, en apoyo al Plan Nacional de la Lectura, ofreció el seminario internacional ¿Qué leer? ¿Cómo leer? —realizado desde el 2012—, intencionando como tema central, la “Lectura e inclusión”. Este encuentro dio como resultado un valioso intercambio de experiencias y una publicación con investigaciones que intentan disminuir la brecha de segregación.
Y sí de estudios participativos se trata, según la Encuesta de Comportamiento Lector del CNCA, año 2014, la Región de los Ríos cuenta con el 2° lugar en frecuencia lectora del país, es más, alrededor de 200 mil libros fueron solicitados en préstamo en el sistema de bibliotecas públicas entre el 2017 y el 2021. Contamos con 10 bibliomóviles que recorren la región, al menos 8 ferias del libro y 147 nuevos títulos de obras literarias publicadas durante el 2020. Es decir, un terreno fértil en cuanto a producción y lectura en tiempos de ocio.
Pero ¿cómo hemos avanzado hacia la inclusión?
El Plan Regional de la lectura, publicado durante el 2021, declaró dentro de sus compromisos velar por la equidad y la inclusión. Relevando la diversidad intercultural, el enfoque de género, las diversidades sexuales, la diversidad sociocultural y la diversidad en su amplio significado. Bajo el alero de estos compromisos, algunos agentes han innovado en sus experiencias, motivados por la inclusión o por el reciente contexto de la pandemia, pero todas y todos dando luces sobre cómo materializar futuras oportunidades.
1. El autor, Paulo Lehmann, ha ofrecido ciclos de narraciones orales a través de su canal en YouTube y actividades presenciales, en las cuales adaptó cuentos de H.P Lovecraft, Cortázar, autores regionales como Daniel Carrillo, e incluso de autores infantiles como Oliver Jeffers. Relatos breves teatralizados, que incluyen un rico ambiente sonoro, tanto en su voz, como en la ambientación.
2. Otro escritor regional que se vincula con las nuevas tecnologías y apuesta por el radioteatro, es Efraín Miranda, con una obra vinculada al terror, la ciencia ficción, y la poesía macabra. Efraín comparte a través de su cuenta de Facebook, el ciclo “Lecturas de medianoche”, permitiendo evidenciar cómo el rol mediador se puede actualizar para llegar a nuevas y nuevos lectores.
3. Este año, con el fin de conmemorar el mes de las infancias, la Coordinación Regional de Bibliotecas Públicas de los Ríos junto a la agrupación Cuentos para los ojos, presentaron cápsulas audiovisuales de fomento lector inclusivo con interpretaciones en lengua de señas chilenas, rescatando obras de autores y autoras nacionales y regionales, logrando cientos de visualizaciones.
Esta misma agrupación, en el marco del proyecto Capacitación virtual en mediación lectora inclusiva para Equipo de aula JUNJI Los Ríos, realizó este año una serie de capacitaciones en metodologías inclusivas para la narración de cuentos con lenguaje de señas chilena a más de 40 funcionarias de equipos Junji en Los Ríos y otras 6 regiones del país.
4. Durante el segundo semestre de este año, el Proyecto Calzaslargas, dirigido por Isabel Casar, Pamela Ferreira y Melissa Cárdenas, ofreció un seminario con el fin de propiciar el intercambio de experiencias que permitan a mediadoras(es) de la lectura, reflexionar e incorporar una visión consciente y responsable en materia de género a través de sus prácticas lectoras con niñas, niños y adolescentes, así como también, pensar en la construcción de espacios seguros, con base en la igualdad de derechos y oportunidades.

5. Pedaleando un cuento es una iniciativa que contribuye al tejido sociocultural por medio de la exploración literaria y el juego. Desde la costa valdiviana, Maritza Burgos y Javiera Andrade, ofrecen campamentos literarios a niñas y niños, así como también préstamos desde una biblioteca andante a habitantes del sector. Su labor se enfoca principalmente en fomentar la lectura, en el rescate del patrimonio natural, y en la concientización sobre el cuidado del medio ambiente desde lo territorial.
Estos proyectos valoran la diversidad en el amplio ejercicio ciudadano y velan por el principio de la inclusión: desde lo territorial, la democratización de la información y desde la perspectiva de género, entendiendo, —tal como declara el Plan regional—, que la lectura es una herramienta esencial para la adquisición de conocimientos y aprendizajes que fortalecen el desarrollo humano.
Pero aún queda mucho camino por recorrer, actualmente, de los más de 30 proyectos seleccionados en el Fondo del Libro y la Lectura, convocatoria 2022, solo uno aborda la inclusión desde las discapacidades. Continuamos así habitando la inequidad, aún cuando las diversas tecnologías y soportes evidencian cómo los libros pueden transitar desde el papel a otros formatos multimodales, o cómo podemos generar experiencias alternativas e innovadoras que sean inclusivas.
Resulta necesario concentrar esfuerzos y multiplicar acciones que garanticen el derecho a leer a todas y todos los ciudadanos, sin excepción, pero no solo desde la visibilización y la puesta en valor de proyectos y acciones, sino también desde la producción, es decir: ediciones en braille, audiolibros, textos de grandes formatos, incluir lengua de señas, audio narraciones con descripción de las ilustraciones, lecturas con melodías y efectos sonoros, entre otras opciones interactivas.
Democratizar la información y el acceso a la cultura de lo escrito, no debiese ser un privilegio único para los que habitan en zonas urbanas, puedan ver o escuchar, tiene relación simplemente con dejarnos ver como iguales.
Como promotores de la lectura debemos brindar diversas opciones para que las y los lectores puedan escoger con qué sentidos desean explorar y adentrarse en la cultura de lo escrito, porque si hacemos el ejercicio de situarnos en el margen y preguntarnos ¿de qué manera facilitamos el acceso o la posibilidad de encuentro a sectores que no estén en el centro? debemos ser capaces de dar respuestas.